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¿Ciervo o caballo?

Se cuenta que durante el reinado de Qin Er Shi (210-206 a.C.), el primer ministro, Zhao Gao, político de aspiraciones inconfesables, urdió un plan para usurpar el trono. Sospechaba que no todos los ministros de la corte lo apoyarían, así que decidió ponerlos a prueba (en lo que sería uno de los más antiguos experimentos sociales en materia de influencia grupal). Se montó sobre un venado y pasó frente al emperador. Extrañado, el monarca le preguntó por qué iba sobre un ciervo. “Su Majestad, esto es un caballo”, respondió. Desconcertado, Qin Er Shi repitió: “Es un venado”. Todo marchaba como lo había previsto el primer ministro, así que procedió con su plan: “Si su Majestad no me cree, preguntaré a la corte su opinión”. La mitad de los ministros dijeron lo que veían, un venado; la otra mitad, bajo cierta motivación (el miedo o un apoyo genuino a Zhao), expresaron que era un equino. A partir de entonces, “señalar un ciervo y decir que es un caballo” alude a la manipulación que sufre un grupo para tomar una decisión.

Aunque existen variantes a esta antigua fábula china, la moraleja es la misma, deja en evidencia la propensión humana a actuar de forma ilógica, muchas veces contraria al juicio o valores de la persona involucrada.

Solomon Asch fue un psicólogo estudioso del comportamiento social. Se dice que de niño tuvo una experiencia que marcó su vocación. Durante una cena familiar con motivos religiosos, en su natal Polonia, la abuela sirvió vino en una copa sin destinatario en la mesa. El pequeño Asch preguntó para quién era. “Es para el profeta”, le dijeron los mayores, “obsérvala con atención”. Incrédulo, el niño estuvo mirando la copa hasta que creyó ver que disminuía un poco el nivel del vino. Décadas después, en 1951, ya como profesional de la conducta (influido en aquella noche metafísica) diseñó una prueba que hoy es un clásico, el Experimento de Conformidad de Asch.

Juntó a más de 100 hombres para “una prueba de juicio visual”. Cada uno de los participantes se reunió con otro grupo de personas, unas ocho (que secretamente eran parte del experimento). Se mostraron dos imágenes simultáneas, una con una barra, la otra con tres barras de diferente tamaño, una de las cuales coincidía en altura con la barra solitaria. Había que decir cuál era la barra del mismo tamaño, entre las tres posibilidades. Intencionalmente los colaboradores infiltrados daban una respuesta errónea, haciendo dudar al participante, a tal grado que muchos de estos decidían opinar igual que el grupo, aun sabiendo que lo que veían era otra cosa.

El experimento de Asch y la fábula china muestran que tendemos a seguir al grupo. Somos propensos a complacer a las mayorías; la moda se inserta aquí, es el ejemplo más claro de “todos lo hacen”, junto con los comportamientos “virales”. Por otro lado, la intuición nos dice que difícilmente tanta gente puede estar equivocada; en un segundo tomamos una decisión en función de los demás. Piensa, por ejemplo, si doblas la esquina en un pasillo y ves que un grupo viene corriendo en dirección opuesta y sus caras son de alarma, seguramente te unirás a la carrera, luego averiguarás. Del mismo modo opera la histeria colectiva, las burbujas económicas, las profecías que se autocumplen, los comportamientos de pandillas y grupos extremistas y hasta las fobias morales e ideológicas.

Somos propensos al sesgo. Esta vulnerabilidad en la conducta es la que genera, en mucha gente, la imitación al delito o al cumplimiento de la ley. Por ello es tan importante el que haya consecuencias para las acciones. La impunidad es, per se, una fuerza que induce a hacer algo. El tipo de ejemplos de conducta que consume una sociedad y la clase de valores sociales que se premian o castigan son una reflexión obligada si se desea ajustar el comportamiento social.

Una película taquillera se convierte en un éxito, no porque sea necesariamente buena, sino porque todos la ven. La fuerza del grupo es un arma de doble filo: en su lado positivo encierra la esperanza de cambio social para tener un país donde exista el Estado de derecho. ¿Quién de las aspirantes a la Presidencia de México lo entenderá así y tendrá en su propuesta de seguridad la inclusión de estrategias con elementos de psicología social?