¿De dónde proviene la generación de ingresos de un mexicano? En la mayoría de los casos, de la remuneración por un trabajo prestado honestamente o por la intermediación comercial, legítima de un bien o servicio. Dentro de la esfera de lo que podríamos llamar “gente trabajando” existe un comportamiento tramposo, amañado, que busca esquilmar al prójimo. Se trata de un sistema donde más que ver clientes o usuarios, se detectan víctimas y participan cómplices. Operaciones tan cotidianas que en esa aparente normalidad tienen su camuflaje.
Jorge me cuenta que llega al aeropuerto de CDMX (T2). Va con una caja que él ha empacado razonablemente bien. Se le acerca diligentemente una persona para ofrecerle el servicio de embalado, ya saben, sellar el bulto con metros y metros de plástico hasta formar una mortaja. Mi amigo niega el ofrecimiento y el vendedor insiste: “no se la van a aceptar así”. En la entrada de la fila para documentar, el empleado de la aerolínea le señala que tiene que embalar la caja, que ni se forme antes. Jorge paga por apenas un par de vueltas de plástico. “¿Tan poquito?”, le dice al embalador, quien confirma que con eso es suficiente. Ya en la báscula de documentación, otro empleado de la misma aerolínea, a pregunta de Jorge, le dice que no era necesario embalar la caja, que se ve bien protegida y que además no es obligatorio, es una decisión del pasajero para proteger sus bienes.
Ante la prestación de un servicio legítimo, el embalaje opcional de equipaje, ha surgido una conducta tramposa donde se coluden empleados de varias empresas. Se trata de una puesta en escena con objeto de aumentar las ventas y repartir comisiones. Ellos caen, Nosotros ganamos. La lógica es lapidaria y se repite en otros puntos. En las llegadas nacionales, justo cuando los pasajeros recién recuperaron su equipaje, están los mostradores que ofrecen servicio de transportación. Estratégicamente, los primeros corresponden a los taxis de mayor categoría (y precio), camionetas ejecutivas que cuestan el doble de los taxis convencionales del aeropuerto (que ya son de por sí caros respecto a servicios como Uber). Muchos pasajeros inexpertos terminan pagando más por un servicio que no querían.
Qué me dicen de la imposibilidad de llevar el carrito que carga las maletas hasta el estacionamiento del aeropuerto. Hay una línea bien delimitada para que los cargadores con sus diablitos puedan operar. Así como los taxistas de aeropuerto y sus patrones (generalmente políticos) ven en Uber y similares enemigos mortales, los maleteros ven en la tecnología de los carritos empujados por pasajeros, el fin de su vida. Es el antiguo régimen que se niega a morir, ¿suena familiar?
Este comportamiento de esquilmar a quien se deje es un patrón que se replica en muchos otros ámbitos de la vida nacional. Va desde los actos triviales que se solucionan con monedas hasta entramados con obra pública que llevan transferencias millonarias de por medio. En ambos casos existe una ruptura o un socavón, dejamos de ser un Nosotros, una comunidad integrada donde ganemos todos, para ser una comunidad dividida donde si Ellos ganan, Nosotros perdemos. Así que hay que hacer que Nosotros ganemos aunque Ellos pierdan.
El país no mejorará sus condiciones de conducta ética si la sociedad no participa para bien (hoy un gran porcentaje de la población se presta a esta depredación del prójimo). La falta de valores cívicos es una crisis que rara vez se menciona.
En la película Dunkerque, largamente ovacionada por la crítica, se destaca el gran valor estratégico que tuvo el rescate, milagroso, de más de un cuarto de millón de soldados ingleses, franceses y belgas en la costa norte de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Sin el éxito de esta operación probablemente los alemanes no habrían sido derrotados. Destaco la participación de embarcaciones civiles que valientemente asistieron a los soldados caídos (o no), para llevarlos de vuelta a Inglaterra.
No vi ciudadanos esquilmando soldados mientras estos flotaban a la deriva. Vi solidaridad y compromiso moral por una causa. La película nos deja un gran sentido de logro gracias a que de entre un Ellos y Nosotros, surgió un Nosotros capaz de lograr el milagro, uno tan grande y posible como el que México reclama.