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Filotimo

Para Fernando, que tiene Filotimo.

Sin las ventiscas de Michigan, este artículo no sería posible. Las palabras son representaciones de conceptos culturales, convencionalismos entre personas que comparten una nacionalidad, una forma de ver el mundo. Hay expresiones que no tienen traducción literal, esto es, una palabra equivalente en otro idioma, y nos dicen mucho de la cultura donde fueron creadas. Tal es el caso de Filotimo y otras más.

Resulta que un mexicano, muy querido, admirado y cercano a mí, dirige una oficina en Estados Unidos donde convergen individuos de varias nacionalidades. Una mujer -bajo su mando- de apellido Haralampopoulos (sí, ya le atinaron a la nacionalidad) se quedó sin energía eléctrica en casa por los fuertes vientos que derrumbaron un transformador. Sin calefacción en una zona de fuerte frío, con hijas pequeñas, tuvo que mudarse temporalmente a un hotel. Justificadamente solicitó dos días a cuenta de vacaciones para solventar la emergencia familiar. El jefe tomó la solicitud y la rompió frente a ella, le dijo que tomara esos días sin cargo. La griega agradeció de forma muy sentida y luego envió un mensaje a nuestro compatriota con este remate: “tienes Filotimo”.

Para los griegos, Filotimo (de filos, amigo, y timo, honor) es un vocablo antiguo que sigue vigente, es la máxima expresión de las virtudes personales, una constelación de conceptos: orgullo, hacer lo correcto (aun en contra de los intereses personales), sentido de justicia, cumplimiento con el deber, sacrificio personal, compasión, generosidad, empatía, amor por la familia, la sociedad y el país, vivir para algo más grande que tú, motivación por hacer el bien, solidaridad. ¿Cómo traducir todo esto en una palabra? ¿Cuál es la palabra en México que podría competir con Filotimo? No tengo una respuesta, mis candidatas se quedan cortas.

Para los judíos, Mensch es una persona de alta integridad y honor, alguien de carácter noble, que tiene rectitud, decoro, decencia, motivo de ejemplo. Los japoneses buscan el ikigai, un punto donde convergen cuatro elementos: lo que aman hacer, aquello para lo que son buenos, lo que les pagan por hacer, y lo que el mundo necesita. Encontrar tu ikigai produce felicidad y satisfacción.

Estas palabras dicen mucho de los habitantes de esas culturas. Hablando de Japón, con prácticamente igual número de habitantes que México, pero viviendo en un territorio mucho más pequeño, acumulan menos de 2 mil muertos por Covid-19, contra los más de 100 mil en nuestro país. Mucho tiene que ver la cultura del respeto por los demás y la disciplina de usar cubrebocas. Ubuntu, en Sudáfrica, es un principio ético que promueve la lealtad entre la comunidad para influir y mejorar, una especie de “yo soy porque nosotros somos”, un espíritu de solidaridad, pensar más allá de uno.

¿En México qué palabra nos distingue? Se dice que los mayas usaban el vocablo “In Lak’ech” para decir “yo no existo sin ti, tú no existes sin mí” o “tú eres mi otro yo”. ¿Por qué no adoptamos (al menos esta temporada) una palabra para significar la solidaridad que nos caracteriza en momentos difíciles? Les propongo algo. Ahí viene (5 de diciembre) el Teletón, que debería significar “el poder de ayudar, cerca o a distancia”. Los invito a que mostremos el Filotimo que tenemos dentro, ser ese Mensch que los demás admiren y vivir el Ubuntu por el bien de todos. A falta de una palabra que encapsule toda una serie de virtudes, podríamos decir “tienes Teletón” para significar a la persona noble que ayuda a los demás (aun en un año muy complicado para todos).

Vi un video donde tres gatos adultos esperan un cachorro para que brinque una barda. Ante la imposibilidad del pequeño, uno de los tres mininos baja, lo toma con el hocico y brinca con él. Ese felino, con perdón de griegos, judíos, sudafricanos y mi querido “Chobi” Landeros, tiene Filotimo, es un Mensch, practica Ubuntu y Teletón.

Somos lo que hacemos por los demás; somos las palabras que usamos, ellas representan nuestras creencias, la oferta para los otros, un estándar de vida. Hay muchos mexicanos con Filotimo, incontables Mensch y gente que cree en Ubuntu y Teletón. Nombrarlos con un vocablo será, algún día, el camino de la recuperación moral que ansiamos.