Observa el siguiente conjunto: selfie, refugiado, populismo, aporofobia (miedo, rechazo o aversión a los pobres), microplástico, emojis, confinamiento. No es un entramado arbitrario, se trata de las “palabras del año” desde el 2014 al 2020, una selección que hace la FundéuRAE, organización española de relativamente reciente creación (2005), cuyo objetivo es velar por el buen uso del idioma español, en los medios de comunicación. El nombre alude a la tutela de la Real Academia Española y al acrónimo de un extraño denominativo: Fundación del Español Urgente.
¿A qué obedecerá el adjetivo que, más allá de evocar certidumbre, autoridad o guía, remite a la sala de emergencias de un hospital? En su sitio de internet hay una pista, tienen un “buscador urgente de dudas”, ¿como un 911? ¿Habremos de abstenernos si nuestra duda no es urgente? ¿Quién define la urgencia? ¿Acaso este organismo da por sentado que nuestra vida es fatalmente presurosa y nuestras preguntas también?
Según veo, el criterio para elegir el vocablo ganador es una especie de cónclave entre lingüistas, periodistas, lexicógrafos, ortotipógrafos, correctores y traductores, quienes hacen una selección de 12 palabras finalistas. Se trata de términos que hayan tenido protagonismo en la conversación social, política, científica y económica en países hispanoparlantes, además de un interés lingüístico y no necesariamente un neologismo. Como todo lo que sucede con el lenguaje, es soberbio pretender un control radical, la lengua es algo vivo, orgánico, evoluciona constantemente a partir de la interacción cotidiana entre seres humanos y de la propia movilidad del conocimiento. Se inventa algo, surge el término. Hay casos, como el de la palabra plástico, cuya etimología es anterior a la invención del material; los antiguos griegos usaban la voz plastikós, relativo a modelar o amasar. Hoy además lo usamos en su acepción de material sintético.
Definir entonces una palabra del año es una mirada parcial, interesante sí, pero limitada. Finalmente el lenguaje es la convención de significados entre determinado grupo social. “Hablar con propiedad” es inútil si no te entienden. El mundo globalizado facilita la apropiación de términos, “selfie” es hija adoptiva de todos, pero “escrache” (palabra del año en 2013) en México no tiene uso, es la voz “que alude a las manifestaciones convocadas frente a los domicilios de políticos y otros personajes públicos”. ¿Tendrán alguna posibilidad de ganar nuestras compatriotas “mitote” y “desmadre”? Supongo que no, a menos que la Academia Mexicana de la Lengua, que, les aviso, existe desde 1875, se “ponga las pilas” y elija su palabra cada año.
Por si están con la duda de la ganadora del 2021, les diré primero las 12 finalistas: cámper, carboneutralidad, criptomoneda, desabastecimiento, ecoansiedad, fajana, megavatio, metaverso, negacionista, talibán, vacuna y variante. Y la ganadora es… ¡vacuna! En las razones de la elección se dice que “Se trata de una palabra que ha motivado incluso la aparición de neologismos, nuevos (sic) conceptos como vacunódromo (formado con la base culta -dromo, que se refiere a un espacio de grandes dimensiones destinado a fines determinados) o vacuguagua (acrónimo de vacunación y guagua)”. ¿Alguna vez saldaremos la deuda con neologismos como “pepsilindro”, “wey”, “hipster”? ¿Daremos la nacionalidad a voces como “influencer” o “Instagramear”?
Lejos de bordar con las palabras su uso y la forma en como influyen en nuestra vida, sería bueno hacer un ejercicio que, más que ser una retrospectiva (como es la selección que hace la FundéuRAE) la hiciéramos como prospectiva, es decir a futuro. ¿Cuál queremos que sea la palabra del año 2022, no en el mundo sino en nuestra vida, en tu vida? Si hoy pudieras planear a partir de tu propia palabra del año, seguramente estarías mejor enfocado en tus acciones. Abramos la perspectiva: ¿cuáles serían tus 12 palabras finalistas para el 2022? Si lo hacemos en pareja o en la empresa, ¿podemos inspirar una palabra del año a los demás? ¿Qué palabras nos llevan a esa aspiración? ¿Y si creamos un neologismo de nuestra meta, cuál sería?
Es bueno ver por el retrovisor sin dejar de mirar hacia adelante. Que tus palabras del año te definan.