Loading...

Vulcanizar a México

Ahora que una figura como el Papa ha pensado en “evitar la mexicanización”, refiriendo a México como símbolo de corrupción y criminalidad, más que indignarnos por el adjetivo que es para ponchar el ánimo, deberíamos poner manos a la obra para reparar la patria, ¿qué tal si, por ejemplo, la vulcanizamos? Vulcanizar debería ser más que mezclar el caucho con el azufre para formar una masa elástica y resiliente (elásticos somos bastante por aguantar lo que aguantamos; resilientes, la capacidad de resurgir fortalecidos de la desgracia, nos falta), vulcanizar debería ser adoptar ciertos fundamentos éticos de una civilización lejana, donde jamás ha llegado el ser humano: el planeta Vulcano.

Hace unas horas, un soplo en nuestro tiempo estelar, murió Leonard Nimoy, quien personificó al legendario hombre-alienígena de orejas puntiagudas, para quien la lógica y la razón son el fundamento de toda civilización. En un mundo donde el fanatismo ideológico destruye a golpe de marro el patrimonio de la humanidad y decapita en nombre de un dios, en un país como el nuestro donde aplaudimos al que usa una tribuna para pedir que podamos tener el gobierno que nos merecemos, nos hace falta el pensamiento del Sr. Spock.

Un tuit que leí retrata una parte de mi infancia: “Ninguno fuimos Kirk. Todos fuimos Spock”. El personaje que, como en otros casos, termina imponiéndose a la persona (Nimoy escribió dos autobiografías, la primera No soy Spock, y años después, Yo soy Spock) se convirtió en un estereotipo cultural con el que vivimos varias generaciones.

Vulcanizarnos tiene varios principios, muy ligados al espíritu de la serie Viaje a las estrellas (Star Trek), una saga de ciencia ficción llena de alegorías filosóficas, conducidas por un humanismo que explora cuestiones de ciencia, moral, diversidad racial, diferencias en códigos culturales, tiempo, supersticiones, conflictos personales, decisiones éticas, solución de crisis; donde Spock, nativo de Vulcano, es un eje central. Mucho necesitamos (especialmente nuestra clase política) vulcanizarnos. Aquí algunos principios del humanoide con fleco y voz sonora.

Las necesidades de la mayoría están por encima de las necesidades de la minoría. Spock dio sobrados testimonios de sacrificar su interés personal para beneficiar al grupo. Lo que impera entre nuestros políticos es lo contrario, la mezquindad para cuidar sus intereses personales y de camarillas. El vulcano entendió el conflicto de intereses en forma extrema.

La recompensa es el camino, no la meta: también existe la emoción. En un episodio (Amok Time) dice Spock: “Después de un tiempo, puedes darte cuenta que tener no es tan placentero como desear. No es lógico, pero a menudo es cierto”. Políticos, no se harten de tener, encuentren lo bello de desear.

“Larga vida y prosperidad”. Este saludo vulcano, con la palma de la mano frontal y los dedos haciendo una “V”, se le ocurrió a Nimoy de sus raíces judías. Más allá de ser un ícono de la serie, es también una filosofía de vida que implica tener un país con mejores gobernantes. La principal obligación (¿única?) del gobierno es que su gente tenga vida larga y prosperidad.

Cuatro días antes de morir, Nimoy envió su último tuit, visto por los fanáticos como el mensaje final de la sabiduría de Spock: “La vida es como un jardín. Los momentos perfectos pueden tenerse, pero no preservarse, excepto en la memoria. LLAP (live long and prosper)”. Dos proverbios vulcanos llaman mi atención. El primero es para reflexionar sobre nuestro sistema de gobierno: “Reta tus creencias o ellas te retarán a ti”. El segundo, pensado para nuestros políticos, parece utópico y rescata el ruego de González Iñárritu: “Estamos aquí para servir”.

El creador de Viaje a las estrellas, Gene Roddenberry, sugirió que en el lejano futuro la humanidad será capaz de tener estructuras adecuadas de gobierno que trasciendan las limitaciones financieras y políticas. Mientras vulcanizamos a México, larga vida a uno de los personajes más humanos. Buen viaje, Sr. Spock.