Bastante sacudido está el mundo luego de las tremendas formas en que grupos radicales han expresado su odio por quienes no son como ellos, por los que no creen en lo que creen ellos, por quienes tienen un color de piel distinto, su odio siempre latente como parte de la condición humana, reprimido temporalmente y que ahora, con la puerta abierta por quienes se supone que tendrían que ser los cancerberos, derrama sangre inocente para sembrar el terror en Barcelona, en Charlottesville, en Cambrils.
El antagonismo social no sólo está alimentado por líderes como Trump que ven la vida como un sistema de confrontación permanente, también por la reconfiguración del orden mundial en cuanto a política y economía. Los procesos de globalización han derribado fronteras y han fomentado una convivencia inédita. Nadie odia lo que no conoce. El mundo hipercomunicado ha expuesto la existencia de los otros y, aunque para muchos representa una oportunidad, para otros (los nacionalistas) representa una amenaza. Ante ello el discurso es la construcción de muros, el radicalismo que rechaza la integración y que, en su nivel más grave, está dispuesto a sacrificar su vida.
¿Por qué los extremistas ven una amenaza en los otros? A riesgo de ser simplista diré que tienen miedo de perder privilegios. Pensemos en los que votaron a favor del Brexit o quienes se oponen a la migración (incluso legal) en EU, generalmente son grupos que ven en el Estado una fuente de beneficios (subsidios, empleo, seguridad social y pública). Ven sus beneficios diezmados; el Estado tendrá menos recursos para repartirles. Su lógica está guiada por un interés en tomar y recibir, no en dar.
En Dar y Recibir, por qué ayudar a los demás conduce al éxito, Adam Grant expone lo que ha aprendido de estudiar miles de organizaciones (es totalmente aplicable a la sociedad en general). Dice que en las empresas hay un grupo de personas que están siempre viendo qué pueden sacar de los demás, son los Interesados, los que “no dan brinco sin huarache”, los que abusan de ti si te dejas, los que a pesar de ser simpáticos y muy sociables, hacen daño. Existen también los que piensan en ayudar a los demás todo el tiempo, los Generosos, quienes muchas veces anteponen su satisfacción por los demás. Finalmente, en medio, los Equitativos.
Sus hallazgos son interesantes. Usualmente los de peor desempeño son los Generosos. ¿Son los Interesados los mejores? No. Ah, entonces ¿los Equitativos? Tampoco. No nos vayamos con la finta, los Generosos figuran también como los de mejor desempeño. Un Generoso hace mejor a la organización pero necesita de ayuda. Grant da tres recomendaciones para tener una cultura donde los Generosos florezcan. Primero, hay que protegerlos. Cuando estos no son valorados, se van apagando. Segundo, fomenta una cultura para pedir ayuda. Pedir ayuda es algo que cuesta trabajo a todos. Para que haya una cultura de generosidad debe fomentarse el pedir ayuda, el Generoso debe saber que lo correcto es dar pero también recibir. Y tercero, no basta con reclutar generosos, estos tienden a ser nulificados ante un solo Interesado, hay que eliminar la conducta de los Interesados o bien separarlos de la organización.
Para Grant, hay 4 cuadrantes para medir a las personas. Los Agradables/Generosos, como la Madre Teresa, los Desagradables/Generosos, como el Dr. House (no es simpático pero tiene un talento con el que salva vidas), los Agradables/Interesados, como los partidos políticos en México (tienen cara de ser agradables, fingen interesarse en ti, ciudadano, pero en el fondo buscan su propio interés, y por cierto están de fiesta porque toman de nosotros una cifra récord millonaria) y los Desagradables/Interesados, como Trump.
Para una mejor sociedad es muy sugestivo el que debemos neutralizar el daño que hacen los Interesados y fomentar que haya más Generosos. Los extremistas son por naturaleza Interesados, nada más dispuestos a tomar, no a dar. Ante ellos conviene recordar las palabras de Golda Meir: “La paz llegará cuando los árabes amen más a sus hijos que lo que nos odian a nosotros”. El mundo se debate ante ideologías opuestas, sí, pero en el fondo la lucha es entre Generosos e Interesados.
Ser Equitativo ya no es suficiente.